El origen simbólico del trazado urbano de Valparaíso

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Por Vicente Mesina, Historiador

Continuando con nuestras reflexiones acerca de las características del patrimonio porteño, más allá del abandono de esta última década,  nos detenemos en el pavimento de losas de piedra pizarra -percudidas-  de la Plazuela de la Matriz para reflexionar acerca del origen del  trazado urbano de esta ciudad, consciente de que el trazado de calles y espacios es la primera característica patrimonial que debemos poner en valor.
Se sabe que Valparaíso no es ciudad fundada, es espontánea y que surge por agregación de núcleos. Es decir, no tuvo trazado a priori, ni diseño, ni menos la Plaza Mayor donde los poderes imperiales, la Iglesia y la Monarquía, manifestaban en sendas y destacados edificios su poder. En Valparaíso, donde además las condiciones geográficas  eran muy inadecuadas, no hubo nada de eso.
Sin embargo, en la generatriz del plano de la ciudad si podemos rastrear por un siglo y medio la presencia del primero de estos poderes. Es decir, en el urbanismo primario de la ciudad patrimonial de hoy, Dios y la Iglesia fueron esenciales. Es interesante y sugerente que en este remoto puerto, la ciudad de Dios sea anterior a la ciudad del Rey y que haya sido ese el rasgo urbano dominante por los primeros 150 años.
El 3 de septiembre de 1544 en algún lugar indeterminado de la bahía, el conquistador Pedro de Valdivia hizo consignar en actas de escribano el establecimiento de esta como “Puerto de Santiago”, iniciando ahí nuestra historia local.
Suponemos que el primitivo camino de herradura, que sabemos caía por la actual calle Echaurren, en la quilla del cerro Santo Domingo, (aún denominada Carretas por los porteños), comenzó a ocuparse seguidamente. El embarque y desembarque de mercaderías y pasajeros se hacía en la playa que por entonces se ubicaba en la actual calle Bustamante.
Sólo en 1559, cuando el Obispo Marmolejo se embarcaba con destino a Lima para ser consagrado, determinó la construcción de una capilla al costado de la desembocadura del camino y frente a ella, surgió el primer rasgo propiamente urbano, su primer espacio público abierto, la primera plazuela. Así,  en esta remota playa, la liturgia salió al exterior incidiendo en el aspecto urbano hasta el día de hoy.
La segunda plazuela conventual nacería en 1627 con la fundación del Convento de San Agustín, en la quebrada que tomaría ese nombre pero que en nuestros días es Tomás Ramos. Donde estuvo el antiguo convento, hoy están los Tribunales.
La tercera plazuela surgiría en el fondo de la quebrada más ancha con la fundación en 1666 del convento de San Francisco. La plazuela en la actualidad,  algo  desdibujada, y la quebrada conservan  ese mismo nombre todavía, aunque el convento ya no existe.
Entre estos espacios conventuales se originaron los primeros senderos que en nuestros días son calles, en las que los pasos de los primeros moradores en el siglo XVII, son de alguna manera los mismos que podemos dar hoy.

La ciudad colonial se articularía con su Plaza Mayor recién en 1709, cuando se levantó la Casa del Gobernador  al Oriente de la actual plaza Echaurren, que por supuesto hasta el fin de la Colonia habría de ser la Plaza de Armas, la Plaza del Gobernador o la Plaza Mayor de la aldea.  Una nueva época comenzaba para este puerto.

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