El Fallo de la Corte de La Haya
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| Sede de la Corte Internacional de Justicia en La Haya. |
Por Guillermo García Lemaítre, contraalmirante
Nuestras relaciones con Bolivia después de la Guerra del Pacífico han sido irregulares, y varias veces interrumpidas, como lo están ahora. Siempre con la consigna de su mediterraneidad, Bolivia culpa a esta situación de su deficiente desarrollo y del resto de todos sus males y, por consiguiente, arremete contra Chile. Es el telón de fondo que explica la estrategia de recurrir paralelamente a la Corte de La Haya. Ello, apoyado en un nuevo argumento jurídico, esto es, el de los llamados “Derechos Expectaticios".
Hace unos días este Tribunal ha dado su veredicto en una cuestión preliminar cual es la de la competencia de esa Corte para conocer el reclamo boliviano. Como se sabe, desechó el fondo del reclamo chileno que alegaba que la Corte era incompetente para conocer una cuestión como ésta; pero lo ha hecho con matices que conviene resaltar. Ha quedado claro que la controversia no versa sobre los límites entre ambos países, fijados por el Tratado de 1904, sino sobre una eventual obligación de Chile de sentarse a negociar con Bolivia un también eventual acceso al Océano Pacífico. Bolivia y, sobre todo su Presidente, han cantado victoria con este fallo; pero, la verdad es distinta. Desde luego, la Corte de La Haya ha dado su primera decisión en cuanto se ha declarado competente para conocer el reclamo boliviano; pero ahora viene el juicio de fondo que, en virtud del mismo fallo, versará sólo acerca de una eventual obligación chilena que no lo obliga a modificar sus límites. El Tribunal, con gran sabiduría, ha fallado sobre un tema no trascendente, pero que, por lo visto, deja contento - o que aparenta dejar contento- al Gobierno de nuestros vecinos. Sin embargo, la realidad es que le ha rayado negativamente la cancha a Bolivia, en forma clara y frustrante, con respecto a lo más importante sobre lo que Evo quería un pronunciamiento: que Chile estaría obligado a negociar, pero con un resultado predeterminado a favor de Bolivia, esto es, "Mar con Soberanía".
Sin duda fue un gran acierto el haber solicitado al Tribunal su Incompetencia para tomar este caso, porque a todo evento del fallo iba a seguirse un resultado favorable para nosotros. De haberse aceptado la incompetencia -el mejor de los escenarios- hasta ahí llegaba el caso. Si, por el contrario, se declaraba competente, como ha sucedido, en las explicaciones del Tribunal del por qué de su competencia, se nos han anticipado posiciones que nos permiten llevar nuestras presentaciones posteriores por un camino más preciso y eficiente, y porque han acotado el reclamo de Bolivia a un ámbito mucho más pequeño del que ellos pretendían y nosotros teníamos que suponer.
Bolivia está celebrando algo que difiere mucho de ser un triunfo. Sus abogados y técnicos, probablemente lo han entendido así; pero Evo Morales se empeña en esconder la realidad y se afana en presentar este fallo como una victoria definitiva. Probablemente lo sea en cuanto puede exhibir el fallo como un instrumento para retomar el control de la política interna de Bolivia, pero nada más.
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